La fotografía, una forma de ver la vida.
Si eres fotógrafo o aficionado a la fotografía, y la vives con pasión, seguro que habrás vivido situaciones como esta cuando vas de viaje o de vacaciones…
Tu pareja: “ Otra vez allí. Si ya hemos estado y lo has fotografiado”
Tu: “mmm… si pero comprende que la luz no era la mejor para fotografiar ese edificio”
Tu pareja: “Hay muchas cosas por ver y además estamos lejos”
Tu: “Ya pero a esta hora tendré una luz fantástica y la foto quedará espectacular”
Tu pareja: “Siempre igual, en vez de ir de vacaciones parece que vas a trabajar. Y yo aguantando…”
… o algo similar. ¿Te sientes identificado?
Cuando preparo un viaje no soy muy meticuloso en cosas básicas como el alojamiento, la comida o el transporte, pero sí que preparo bien las localizaciones. Qué edificios quiero ver y fotografiar. Que horas pueden ser mejores para cada uno, etc. Los guardo en Google Maps para saber dónde están cuando estemos allí, y nos vamos planteando las rutas diarias en función de los edificios y las horas para las fotos.
Contrariamente a lo que pueda parecer, el viaje no está muy programado. Siempre es muy abierto. Hasta el punto de que hemos viajado a países de África o Asia sin tener siquiera una habitación reservada y, mucho menos, saber qué rutas vamos a tomar. Nos gusta ir descubriendo el país o la ciudad sobre la marcha. Pero sabiendo lo que me gustaría fotografiar y a que hora.
No todo lo que tengo anotado lo visito o lo fotografío. Pero el llevarlo preparado me ayuda a tener claras las opciones “fotográficas” en función de dónde estemos en cada momento. También me dejo sorprender por lo que vamos descubriendo por supuesto.
En ocasiones hago como en los encargos. Voy a ver el edificio antes para conocer el mejor momento de luz y volver en ese momento. También me marco el objetivo de hacer como mínimo una foto cada día en la hora azul. Me encantan las fotos a esa hora.

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